domingo, 21 de marzo de 2010

Cuento de Ciencia Ficción

“Al final del túnel.” (Ciencia ficción)

Aquí es -dijo aquella figura encorvada que se albergaba en las sombras de una capucha negra con bordados de oro.Accedí a entrar a ese oscuro salón, el cual estuve buscando por años, al fin, al fin estoy dando el primer paso. Lo primero que percibí fue un olor a humedad, pero como si fuera poco, el ambiente estaba cargado de un calor espeso, y sofocante.
Apenas cuando mi pie tocó el suelo de la sala, esa figura negra cerró la puerta a mis espaldas con una descortesía brutal.Quedé sumergido en la oscuridad de lo que parecía un túnel que desembocaba abruptamente en un umbral que daba hacia un espacio abierto.Esperé unos minutos hasta que mis ojos se acostumbraran a la negrura que me cegaba, aunque a lo lejos se podía ver claramente luz solar, simplemente avancé hacia su salida. No podía ignorar esas estatuas perfectamente alineadas paralelamente hacia ambos lados de la zona transitable de la gruta.Eran extraños titanes inmortalizados en piedra, yo diría que eran una mezcla de dioses griegos y guerreros bárbaros,… algo aterrador. Brillaban en la oscuridad, pero sin emitir luminiscencia alguna, brillaban como reyes de antaño.Todos estaban parados y en sus manos portaban gigantescas espadas de unos dos metros de largo y medio metro de ancho.Perdí muy poco tiempo contemplando esas majestuosas esculturas ya que quería salir de estas paredes, quería ver el exterior.Cada paso que daba, más cerca estaba de lo inimaginable, lo prohibido, lo olvidado, lo absoluto. Ya podía ver el maravilloso dorado que se esparcía por el umbral del sitio, sin puerta, tan solo la abertura en forma de arco y tallado con jeroglíficos.
La luz comenzó a encandilarme un poco, me causaba espanto, pero de todos modos deseaba continuar.Quedé petrificado…
Avancé, había un silencio fúnebre, me encontré con espantosas figuras. Eran esqueletos gigantes, alineados al igual que en el primer recinto, pero con una real expresión de maldad en sus rostros. En ese momento sentí escalofríos y el miedo comenzaba a afectarme… ¿Acaso eran reales? sostenía en sus esqueléticas manos lanzas, al parecer de bronce y con sus otras manos sostenían un puñado de cabezas amarradas por sus cabellos. No pude contar cuántas había. Pude darme cuenta que se trataba de cabezas humanas reales, estaban en putrefacción.Me abrí paso entre esos gigantes para llegar a la luz y encontré otro portal mucho más grande que el anterior, éste a su vez estaba iluminado por antorchas incandescentes que parecían haber sido encendidas recientemente.Faltaba poco.
Por fin, llegué. Abrí la puerta, y al entrar los vi, me estaban esperando, tal como me lo indicó aquel ser de ropas negras; sus vestimentas era toda blanca, color fantasmal, eran aterradores.Me acerqué a ellos y en ese momento todo se transformó en sangre…
- No se preocupe John - dijo el doctor apoyando su tibia mano en mi frente- su padre ya firmó lo necesario para la eutanasia; los medicamentos están haciendo efecto hace un par de horas-.Esas fueron las últimas palabras que escuché de un ser vivo.

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