Como la fugaz marcha de una estrella
tan intenso como un suspiro mortal
tan cálido como el canto del zorzal
como bálsamo de la flor más bella.
Eso fue lo que duró el apego aquel
punzó tanto como un primer suspiro
todo el cosmos en contra conspiró
ni siquiera salvarlo pudo un ángel.
Asi murió lo que nunca nació
con muchas penas y escasas glorias
como centella desapareció.
Abandonados como simples parias
sin siquiera tiempo para el desprecio
solos, sin groseras monarquías.
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